De rodillas ante Erich Jantsch

Pörksen: Su defensa de la exactitud no es compartida por sus lectores y seguidores. Ya el astrofísico Erich Jantsch, en su libro de fines de los años setenta Die Selbstorganisation del Universums (La Autoorganización del Universo), describe poco más o menos cada figura recursiva como autopoiética. Se dice que usted y Jantsch se encontraron una vez, y que usted se habría arrodillado drámaticamente ante él, suplicándole que dejara de abusar del término. ¿Es esto cierto?

Maturana: Así fue. Quise redondear mi argumentación con una broma y pedir de forma divertida un poco más de seriedad. Mi genuflexión tuvo lugar en enero de 1978. Francisco Varela había organizado un encuentro al que fuimos invitados Heinz von Foerster, Gregory Bateson, Ernst von Glasersfeld y justamente también este Erich Jantsch y yo. Estábamos cenando, y en algún momento me arrodillé delante de él y le dije que con ese uso indiscriminado estaba destruyendo la idea de la autopoiesis.

Pörksen: ¿Cómo reaccionó?

Maturana: Me explicó que la autopoiesis sirve perfectamente para explicar cualquier sistema que es autónomo en algún sentido. Que mis objeciones por lo tanto no eran plausibles; que yo no estaba dispuesto a aceptar mi teoría en todas sus consecuencias. Mi opinión, en cambio, es que cuando alguien usa un concepto fuera del contexto adecuado, se equivoca doblemente, no hace justicia ni al dominio nuevo ni al dominio original para el cual el concepto fue creado.

Pörksen: En Alemania, sobre todo el sociólogo Niklas Luhmann de Bielefeld se hizo conocido como un teórico de la autopoiesis. En su obra principal Soziale Systeme (Sistemas Sociales), publicada en 1984, adoptó su término, caracterizando distintos dominios de la sociedad como los productores autónomos de su realidad respectiva. Desde entonces se habla del giro autopoietico de la sociología.

Maturana: Durante mi tiempo como profesor invitado en Bielefeld no le oculté mi crítica al respecto sino que la articulé en nuestras numerosas discusiones. "Gracias porque me hiciste famoso en Alemania" le dije a Niklas Luhmann, "pero no estoy de acuerdo con la manera como utilizas mis ideas. Propongo que comencemos con la pregunta de las características de lo social. Porque el concepto de sociedad es históricamente anterior al concepto de la autopoiesis de los sistemas vivos. Primero se habló de sociedad, y luego — mucho más tarde — de autopoiesis y sistemas sociales. En el fondo, eso significa que habría que partir ocupándose de los problemas considerados relevantes que aparecen en los análisis sociológicos, y luego preguntarse si estos se pueden comprender mejor con el concepto de la autopoiesis".

Pörksen: Advierte de los peligros del reduccionismo.

Maturana: El problema está simplemente en que Niklas Luhmann usa el concepto de la autopoiesis como un principio explicativo de lo social que no aclara los fenómenos sociales sino más bien los esconde. Autopoiesis, entendida como fenómeno biológico, trata de una red de moléculas que producen moléculas. Las moléculas producen moléculas, se combinan para formar moléculas, pueden dividirse en moléculas. Pero Niklas Luhmann no parte de moléculas que producen moléculas, sino que todo trata de comunicaciones que producen comunicaciones. Cree que se trata de fenómenos parecidos y de una situación comparable. Eso no es correcto, porque moléculas generan moléculas sin ayuda externa, sin apoyo. Vale decir que la autopoiesis sucede en un dominio en el cual las interacciones de los elementos que lo constituyen producen elementos del mismo tipo, y que eso es lo decisivo. Pero la comunicación presupone a humanos que se comunican. Las comunicaciones sólo producen comunicaciones con ayuda de sistemas vivos. La decisión de reemplazar moléculas por comunicaciones hace aparecer las comunicaciones como elementos centrales, excluyendo a los seres humanos como comunicantes. Estos quedan fuera y son considerados sin importancia; no constituyen más que el trasfondo y la base para el sistema social, entendido como una red autopoiética de comunicaciones.

Pörksen: Si uno adopta esta perspectiva y describe un sistema social como red de comunicaciones que se reproducen autopoiéticamente, lo que visualiza es una estructura social rarísima, una sociedad sin seres humanos.

Maturana: Esa es exactamente la descripción que hace Niklas Luhmann. Su concepto es comparable a un enfoque estadístico de sistemas sociales, personas con cualidades individuales no aparecen aquí. Pero cuando en la vida diaria se habla de sistemas sociales, naturalmente siempre están involucradas distintas personas con sus características específicas, que sin duda protestarían contra su caracterización como red autopoiética. Y de hecho lo hacen cuando critican a Niklas Luhmann.

Pörksen: Pero también podríamos decir que esa es la objeción de un empirista que no necesariamente tiene que preocuparle a un teórico de lo social.

Maturana: El que quiere más que flotar en una esfera de abstracciones, tiene que preguntarse: ¿Cómo sabemos que tenemos que ver con un sistema social? ¿Se trata de un sistema social porque se observa comunicación? Tarde o temprano, durante la búsqueda de respuestas, inevitablemente aparecerán seres humanos. Pero ¿por qué Niklas Luhmann optó por proceder así? Una vez me dijo que excluía a los humanos de su bosquejo de teoría para poder formular declaraciones universales. Si se habla de seres humanos, fue su argumento, ya no es posible hacer afirmaciones universales. Con esta postura tampoco estoy de acuerdo.

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