IV. DE LA AUTONOMÍA DE LOS SISTEMAS

Límites de la determinación externa

Pörksen: En el curso de su reorientación epistemológica se dejó desengañar por sus experimentos. Pero ese también es el procedimiento clásico de un realista: tiene una hipótesis, intenta probarla, no funciona, y la cambia. Son las circunstancias, es el mundo real lo que entonces le obliga a modificar sus conceptos. El camino y la dirección de su pensar ¿no son realistas en el fondo?

Maturana: Ese es un punto interesante. Por supuesto podría decirse que actué como un realista que cambió los problemas epistemológicos tradicionales de una manera que le llevó a rechazar el realismo. Pero no se trata de eso en primera línea. Diría que fue un científico que estudiaba sus hipótesis, no un filósofo que se ocupaba de la posible existencia y el grado de influencia de una realidad externa. La distinción entre filosofía y ciencias que propondré ahora, parte de la pregunta ¿qué es lo que el filósofo, o el científico que quiere desarrollar una teoría, tratan de conservar? Hay distintas intenciones en juego.

Pörksen: ¿Cuáles? ¿Puede comentar esta distinción entre filosofía y ciencias?

Maturana: Las teorías filosóficas se originan, afirmo yo, en el intento de mantener determinados principios explicativos que se suponen a priori. El interés por conservar los principios y sus coherencias permite hacer caso omiso de la experiencia. Las ciencias naturales, en cambio, se fundan en el interés por mantenerlas coherencias con lo empírico; por consiguiente, el científico está en condiciones de renunciar a principios, de liquidarlos y de diseñar una teoría científica. Eso es exactamente lo que hice: partí de las coherencias con lo empírico, estudié la percepción del color de las palomas, es decir, me ocupé de las operaciones de un sistema vivo, haciéndole cosas atroces para poder investigarlo. Me daba igual si en principio existe o no una realidad exterior. No era mi problema.

Pörksen: ¿Podría imaginar experimentos y experiencias que falsifiquen sus hipótesis actuales y lo lleven de vuelta al camino del realismo?

Maturana: Sólo renunciaría a mis supuestos si el determinismo estructural que rige para todos los sistemas perdiera su validez. Recordemos que lo que pasa al interior de cualquier sistema está necesariamente determinado por su estructura, pero no puede ser determinado por influencias externas.

Pörksen: ¿Cómo quiere que se entienda una tesis así? ¿A qué categoría de verdad pertenece? ¿Podría ser verdad incluso en un sentido empático?

Maturana: Por supuesto que no. La hipótesis que los sistemas son determinados estructuralmente no es una afirmación que se refiera a una realidad supuestamente independiente del observador, sino una abstracción que resulta de las coherencias que un observador puede percibir: porque abstraer significa entender y formular la regularidad de un suceso, sin entrar en los detalles de los elementos concretamente involucrados. Cuando hablo del determinismo estructural de un sistema no estoy describiendo un dato óntico u ontológico ni tampoco una verdad, sino que como observador estoy presentando una abstracción de mis observaciones.

Pörksen: ¿Qué quiere decir con determinismo estructural? ¿Cómo definiría el concepto?

Maturana: Cuando usted, por ejemplo, pulsa el botón de su grabadora con su dedo índice, espera que la máquina comience a grabar nuestra conversación. Si no lo hace, no creo que irá al médico para que examine si su dedo está funcionando bien. Lo que hará será llevar la grabadora a un técnico que entienda la estructura de la máquina, y por ende pueda repararla para que la próxima vez que su dedo apriete la tecla, ésta reaccione de la manera esperada. Vale decir que tratamos a su grabadora como una maquinita en la que todo lo que sucede en ella está determinado por su estructura interna. Esta determinación estructural vale para todos los sistemas, incluyendo a los seres humanos.

Pörksen: ¿En qué sentido? ¿Puede darme un ejemplo?

Maturana: Supongamos que va al médico por dolores abdominales. Lo examinarán detalladamente, y quizás le sacarán el apéndice. Por lo tanto, también usted es tratado como un sistema determinado estructuralmente: lo que usted experimenta como dolor antes del tratamiento y como alivio después de la operación, está determinado por su estructura y la modificación de esta a manos del médico. Dicho de manera más general, significa que el agente externo que actúa sobre un sistema molecular cualquiera, si bien gatilla los efectos, no es capaz de determinarlos. La influencia externa no hace más que gatillar una dinámica estructural cuyas consecuencias están especificadas y determinadas por la estructura del sistema mismo.

Pörksen: ¿Es cierto eso? Si yo trajera drogas o medicamentos a nuestras conversaciones y los consumiéramos, tendríamos experiencias muy similares. Las drogas producirían sus efectos específicos.

Maturana: Totalmente correcto, pero la similitud de nuestras experiencias de ninguna manera desvirtúan el determinismo estructural. Al tomar drogas, se están ingiriendo moléculas con una determinada estructura. Estas entran al organismo y modifican la estructura del sistema nervioso. Pero esto necesariamente sucede en dependencia de la estructura misma del sistema nervioso. Si el organismo no tuviera en su interior receptores para la sustancia que se consumió, no pasarla nada, absolutamente nada. Porque hay que tener presente que un receptor es una estructura molecular que calza exactamente con una determinada sustancia, por ejemplo alguna droga. De esta manera se gatilla un cambio al interior del organismo.

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