Percepción e ilusión

Pörksen: En las escuelas de hoy día, los errores parecen inmensamente importantes, son considerados síntomas de fracaso, símbolos de insuficiencia. Podríamos decir que las escuelas son centros de entrenamiento para evitar errores; se castiga la equivocación, se corrige la respuesta falsa con la eterna tinta roja y se recompensa la perfección inmaculada con la nota máxima.

Mi pregunta es ahora: ¿Qué es un error desde su punto de vista? ¿Cómo comentarla esta orientación de las actividades escolares?

Maturana: Dejemos en claro que todos los seres humanos son inteligentes y que muy rara vez realmente cometen un error lógico. Sin embargo, especialmente los niños utilizan numerosas distinciones que a los adultos por algún motivo no les gustan y por eso las encuentran equivocadas y criticables. Si uno por ejemplo piensa que las ideas de un alumno son ilógicas y erradas, por regla general no significa más que lo dicho pertenece a otro dominio de la lógica que aquel sobre cuya base yo estoy escuchando y evaluando. Vale decir que un error es un enunciado que uno hace en un dominio de la realidad y que es escuchado y evaluado desde otro dominio de realidad.

Pörksen: Por lo general, se dice que si alguien comete un error, es porque todavía no aprendió algo, porque está equivocado.

Maturana: Al que va por el camino de la objetividad sin paréntesis, las ilusiones y errores le parecen un fracaso punible. Son percibidas como una falla: alguien que debería ver y entender algo, simplemente no lo hace, no ve las cosas como son. En cambio, el que se siente comprometido con el camino de la objetividad sin paréntesis, toma en serio las experiencias de una ilusión o error. Se pregunta cómo se producen ilusiones y errores. La respuesta es que se gatilla algo en un organismo estructuralmente determinado, que de una manera determinada y en un aspecto limitado, corresponde a las características del fenómeno aparentemente percibido. Eso significa que las ilusiones y errores pueden ser considerados — hablando irónicamente — como verdades parciales; corresponden parcialmente a un fenómeno, pero operacionalmente uno cree que corresponden a la totalidad del fenómeno.

Pörksen: ¿Puede aclararnos esto en un ejemplo?

Maturana: Piense en una trucha que pica la mosca artificial que le ofrece un pescador. Lo hace porque el anzuelo emplumado crea la ilusión perfecta de un insecto que está volando sobre la superficie del agua. El entendimiento de que no se trata de una mosca se produce recién más tarde, en el caso de la trucha recién cuando ya está colgando del anzuelo. La experiencia de la ilusión, como se demuestra aquí, es considerada válida en el momento que ocurre, y luego, sobre la base de otras experiencias, es devaluada y catalogada de ilusión perceptiva. En resumidas cuentas, podríamos decir que las ilusiones y errores se originan a posteriori.

Pörksen: Pero, ¿acaso ciertas percepciones no son obviamente ilusorias? ¿Qué pasaría si le dijera: "Mire, profesor Maturana, allá afuera delante de la ventana hay un unicornio. Nos está observando"?

Maturana: Hay varias posibilidades de reaccionar a lo que me acaba de decir. Podría suponer que se está riendo de mí, podría — ya que los unicornios, por todo lo que sabemos, son seres mitológicos — llegar a la conclusión de que momentáneamente está alucinando. También es posible que interprete su alusión a un unicornio en el patio como un intento de abrir una discusión sobre la imposibilidad de distinguir entre realidad e ilusión. Pero estas diferentes interpretaciones tienen algo en común: desvalorizan la experiencia que me refiere.

Pörksen: ¿Podemos suponer por un momento que realmente estoy viendo un unicornio?

Maturana: Podemos. Entonces tenemos que analizar por qué yo no logro participar en su experiencia y también ver el unicornio que nos está observando. ¿Tengo una percepción limitada? ¿O quizás el unicornio pertenece exclusivamente a su mundo interior al que no tengo acceso? Pero en el fondo quiero llamar la atención sobre otra cosa: afirmo que en el momento de la experiencia es imposible distinguir entre percepción e ilusión. Si usted me habla en serio del unicornio que está frente a la ventana, usted está completamente inmerso en ese mundo. Su cuerpo existe en esa experiencia. Se asimila completamente en ella. Recién a posteriori será capaz de identificar el supuesto unicornio como un extraño movimiento de las hojas causado por unos pájaros. Eso significa que una ilusión es una experiencia que uno considera válida hasta que es invalidada por otra experiencia.

Pörksen: Por ende, nunca sabemos si lo que estamos viendo o afirmando es algo real.

Maturana: Por principio, es imposible de decidir al momento de la experiencia. Siempre necesitaremos la relación con otra experiencia, que por su parte recién podremos clasificar como percepción o ilusión cuando la hayamos relacionado con otra experiencia, etc.

Pörksen: ¿Quiere decir con esto que quizás durante toda nuestra vida estemos existiendo en un mundo de ilusiones, sin poder jamás establecerlo con seguridad?

Maturana: Esa podría ser una tesis de Imanuel Kant cuando habla del ente en si imposible de conocer, pero que sin embargo existe. Para decir que todo es ilusión necesitamos una referencia última que no tenemos. Yo no argumentarla así.

Pörksen: En realidad quería preguntar si, en un sentido profundo, jamás podemos estar seguros de que nuestros supuestos no tienen carácter ilusorio.

Maturana: Jamás sabremos si nuestra percepción de hoy, mañana no nos parecerá una ilusión. Eventualmente, también podrá permanecer válida durante toda nuestra vida. En todo caso podría ser que mañana yo le confesase que todo lo que acabo de decirle fue falso. ¿Cómo quiere saber que la semana que viene todo su viaje a Chile no le parecerá un error? Quizás vuelva a escuchar los cassettes y se dará cuenta que Humberto Maturana dijo "puras leseras".

Pörksen: No lo creo porque me preparé durante mucho tiempo para este encuentro. Leí sus libros, compré un pasaje, reservé un hotel. La repentina pérdida de esta estabilidad y el colapso de muchos conceptos probablemente me desestabilizarían bastante, y ya por eso no diría que fue un error venir a Chile.

Maturana: Pero no sabe si no llegará el día en que cambie de opinión. Pero lo decisivo es que siempre, al momento de hacer una experiencia, la tomamos por válida. En ese sentido tiene razón: necesitamos esta estabilidad en el devenir de nuestras vidas, operamos con la confianza implícita, y normalmente no cometemos errores porque vivimos en las coherencias de acoplamientos estructurales. Eso significa que los errores son escasos, no son indicios de fracaso frente a una realidad dada en forma independiente del observador, sino que se trata de los juicios y reflexiones post facto de un ser humano que vive en el lenguaje.

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