Organización y Estructura

Pörksen: Quizás en este punto de la conversación sería bueno dejar de lado por un momento los ejemplos concretos y plantear la pregunta básica de qué conceptos, qué lenguaje diferente se usa para hablar de un estimulo o input que aparentemente determina la conducta de un ser vivo. Estos vocablos que también dominan nuestra vida cotidiana ya no sirven porque insinúan una influencia directa y monocausal.

Maturana: Eso es correcto; el concepto erróneo de una interacción instructiva debe ser corregido con un concepto alternativo que indique que todo lo que sucede en un ser vivo está determinado por su estructura, pero no por la estructura de aquello que actúa sobre él. Por eso digo – desde la perspectiva de un observador-comentador – que un ser vivo está expuesto a perturbaciones. El observador percibe alguna entidad, y esta actúa, como dijimos, sobre el sistema y gatilla en él un cambio estructural que no lleva a la destrucción del sistema, vale decir, le permite conservar su organización. Un encuentro de este tipo es lo que yo llamo perturbación. Otra posibilidad consiste en que el sistema pierda su identidad, que se disuelva: entonces ha ocurrido un cambio destructivo. Si alguien me empuja, puedo decirle: ¡No me perturbes! En cambio si alguien me golpea en la cabeza con un martillo, este tipo de cambio estructural amenaza directamente con destruirme. Por eso correctamente debiera decirle: ¡No me destruyas!

Pörksen: ¿Podría describirnos más exactamente estas variantes de cambios a que están expuestos los seres humanos, objetos y sistemas?

Maturana: Aquí cabe una pequeña historia. Un día le regalé a uno de mis hijos algunas herramientas de carpintería. Cuando esa tarde volví a casa después del trabajo, el niño le había cortado un pedazo a la mesa porque lamentablemente yo no le había dado madera para probar sus herramientas. "Ahora", le dije, "modificaste la estructura de mi mesa". La mesa todavía servia y era reconocible en su identidad. Su estructura había cambiado, pero su organización se había mantenido. Algunos meses después, mi hijo, nuevamente buscando una tabla, le aserruchó un pedazo grande a la cubierta. En ese momento tuve que explicarle que no sólo había modificado la estructura de la mesa sino que también había destruido su organización. "Ahora", le dije, ya no tengo mesa". Eso significa que la distinción entre estructura y organización de un sistema permite distinguir con mayor exactitud cómo cambia un sistema. Para salvar mi mesa, lo indicado habría sido explicarle esto a mi hijo en una oportunidad previa.

Fig. 5: Una mesa modificada en su estructura, cuya organización se mantuvo. (Dibujo de Humberto Maturana R.)

Fig. 6: El cambio de estructura de la mesa en este caso llevó también a la destrucción de su organización: la mesa dejó de ser mesa. (Dibujo de Humberto Maturana R.)

Pörksen: Con esta conceptualización usted resuelve el clásico problema de identidad y cambio, de estabilidad y transformación. La antigua pregunta de la filosofía: ¿Cómo algo que cambia puede seguir siendo lo mismo?

Maturana: Es la distinción entre estructura y organización la que nos permite captar la clase de cambio de un sistema cualquiera que al mismo tiempo permanece reconocible como este sistema, y movernos flexiblemente entre la observación de identidad y cambio. La estructura, que es susceptible de cambiar y cuya modificación va de la mano con la conservación o destrucción de la organización, especifica los elementos concretamente dados y la relación entre estos, los que constituyen una unidad compuesta que pertenece a una clase especial. Una mesa, por ejemplo, puede tener distintas estructuras, puede ser de madera, vidrio, metal o de cualquier otro material, pero eso no afecta su identidad como mesa. En cambio, la organización de algo es invariante. Se trata de las relaciones entre los elementos, que permiten reconocer que una unidad compuesta o sistema pertenece a una clase determinada. Una mesa — independientemente de su estructura — siempre podrá reconocerse como mesa porque presenta una organización determinada. Pero por supuesto la estructura de la mesa, como demostró mi hijo, puede ser modificada hasta tal punto que termina por destruirse su organización; entonces la mesa deja de existir en su "mesidad".

Pörksen: ¿Cómo hay que evaluar aquella variante de cambio estructural que usted llama perturbación? Al alemán suele traducirse con un término que suena como si el entorno no fuese más que una fuente de irritación para un ser vivo, por ejemplo una persona, lo que suena bastante negativo. Yo en cambio diría que una perturbación también puede ser una inspiración que me hace sentir feliz.

Maturana: Por supuesto, una persona que ha sido perturbada puede estar inspirada, quizás también irritada, trastornada o asustada. Una evaluación independiente del sistema, ya sea negativa o positiva, de una perturbación como irritación serla engañosa. El concepto no da para eso.

Pörksen: ¿Puede precisar más la diferencia entre el concepto tradicional de input y una perturbación? ¿Cuál es la diferencia central?

Maturana: Con el concepto de input se asocia la idea que se está influyendo directamente, que algo del mundo exterior penetra el sistema y determina lo que sucede dentro de él. Un concepto así, simplemente no se puede sostener, porque afirma la posibilidad de una interacción instructiva y con eso contradice el determinismo estructural de los sistemas. Al producirse una perturbación, tiene lugar un encuentro entre un sistema y una entidad determinada, la cual provoca un cambio estructural; no hace más que gatillarlo, sin llegar a la destrucción del sistema. El concepto de la perturbación está en armonía con el determinismo estructural.

Pörksen: Pero también podría decirse que el que no sabe intervenir instructivamente o manipular directamente, simplemente todavía no sabe lo suficiente. Todavía no entendió al sistema. En cambio, obviamente los gurús, psicotécnicos y vendedores estrella, tienen la comprensión necesaria como para determinar instructivamente a un ser vivo — a otra persona — en su conducta. Visto así, la imposibilidad de instrucción interactiva seria una falta de conocimiento y un problema de comprensión.

Maturana: Por supuesto que alguien puede pensar que gracias a sus conocimientos y habilidades especiales es capaz de transformar una perturbación en un input, y a pesar de todo realizar una interacción instructiva. Pero ese error no es una objeción que elimina la determinación estructural del sistema que fuere. Sólo a nivel de estructura es posible el encuentro de dos sistemas; y su especial estructura — sus elementos y las correlaciones entre estos elementos — determina lo que sucede en cada sistema como consecuencia de ese encuentro. Si uno analiza lo que los gurús y vendedores exitososos hacen durante sus actos de manipulación, se detecta inmediatamente que operan con un entendimiento especial de la estructura del sistema que están perturbando. Utilizan las especificidades del sistema, por ejemplo las características del ser humano. Trabajan con las necesidades y deseos de una persona y mediante sus conocimientos gatillan en el otro algo que a ellos les interesa.

Pörksen: ¿No será peligrosa esta comprensión? Si alguien capta la lógica de un sistema, no está lejos la idea de manipularlo: entonces la comprensión del sistema sería la base para un método de control y ejercicio del poder por fin eficaz.

Maturana: No comparto esa opinión. El que entiende un sistema y se vale de este conocimiento no necesariamente está manipulando, porque para decidir sobre esa evaluación hay que conocer las emociones en que se basan sus acciones. Sus actividades, sustentadas en su entendimiento del sistema, también podrían interpretarse como expresión de una sabiduría especial. Con eso quiero decir que no entiendo la manipulación como un acto determinado, sino que la concibo como una emoción específica que configura un actuar particular. El que manipula afirma estar haciendo algo por el otro, mientras está actuando en interés propio. Engaña al otro, miente. Y quien miente sabe que está mintiendo. En eso consiste, si se quiere, la estética de la mentira.

Pörksen: Si quisiera resumir en una frase nuestra conversación hasta ahora sobre el determinismo estructural, esta serla: los sistemas son autónomos, sólo se puede penetrar en ellos de acuerdo con sus propias condiciones, pero es imposible determinar lo que pasa en ellos.

Maturana: Estoy de acuerdo si es que bajo autonomía entendemos que obedecen su propia legalidad y no pensamos que los sistemas vivos pueden ser separados de su medio. Eso es completamente impensable. En este sentido no existe autonomía ya que todo sistema vivo existe en un medio. Pero todo lo que influye en este sistema está determinado por una dinámica interna que recién da su impronta especial a estas influencias. Cuando el sistema finalmente muere, significa que no estuvo más en condiciones de conservar su vida, que ha perdido su autonomía.

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