Una fábrica que se produce a sí misma

Pörksen: ¿Cómo siguió su progresiva formulación de una nueva teoría de lo vivo?

Maturana: Cuando en 1963 visité en su laboratorio a un amigo microbiólogo con quien discutía regularmente sobre la incipiente biología molecular, finalmente tuve la idea decisiva.

Lo que pasa es que el dogma de la biología molecular de ese tiempo decía que la información se desplaza del núcleo (de la célula) al citoplasma, y nosotros nos preguntábamos si no se moverla también al revés, del citoplasma al núcleo. Entonces nadie sabia de retrovirus, por lo que nuestra pregunta era legítima. Inventamos experimentos que nunca hicimos, pero un día dibujé una figura en el pizarrón y le dije a mi amigo: "El ADN participa en la síntesis de las proteínas, y las proteínas a su vez participan, como encimas, en las síntesis del ADN". Mi dibujo consistía en un una figura circular. Cuando vi lo que acababa de dibujar, exclamé: "¡Dios mío, Guillermo, eso es! En esta circularidad de los procesos se manifiesta la dinámica que hace que los seres vivos sean unidades autónomas y definidas". Con eso había descubierto la base conceptual para aquel fenómeno que más tarde se llamó autopoiesis. A partir de entonces describí los sistemas vivos como sistemas circulares.

Pörksen: Con lo que hemos llegado a la última etapa de este pequeño preludio de historia de la ciencia: ¿Cómo llegó a inventar el concepto de autopoiesis?

Maturana: Estaba, alrededor de 1970, con mi amigo José Marta Bulnes, que habla escrito una tesis de doctorado sobre el Don Quijote. Analizaba el tema de don Quijote que tiene la posibilidad de tomar el camino de la poiesis (la producción o creación) o de seguir por el camino de la praxis (el hacer), sin prestarle demasiada atención a las consecuencias de su actuar. Finalmente, decide ser caballero andante, o sea seguir el camino de la praxis, y no escribir novelas sobre un caballero andante, o sea dedicarse a la poiesis. Durante esa conversación pensé: "La palabra que ando buscando: autopoiesis". Significa autocreación y se compone de las palabras griegas autos (sí mismo) y poein (producir o crear). Con esto expresaba mi idea de lo que distingue a un sistema vivo con un concepto que tenia la ventaja de ser completamente desconocido y de focalizar más en el resultado de los procesos que el concepto un poco pesado de los sistemas circulares. Porque se trata de sistemas que con su propio operar se crean como unidad y se producen a sí mismos en este proceso, porque el resultado de la operación sistémica autopoiética es justamente el sistema mismo.

Pörksen: ¿Puede detallar más el concepto de la autopoiesis?

Maturana: Los sistemas vivos se producen a sí mismos en su dinámica cerrada; tienen en común su organización autopoiética a nivel molecular. Cuando examinamos a un sistema vivo, encontramos una red de producción de moléculas, las cuales interactúan de tal manera que a su vez producen moléculas que mediante su interacción generan justamente esta red de producción de moléculas y fijan sus bordes. Una red así la llamo autopoiética. Entonces, cuando a nivel molecular nos encontramos con una red de este tipo, cuyas operaciones tienen como resultado producirse a sí misma, tenemos por delante un sistema autopoiético y por ende un sistema vivo. Se produce a sí mismo. Este sistema es abierto en cuanto al intercambio de materia, pero cerrado en lo que se refiere a la dinámica de las relaciones que lo producen.

Pörksen: Quizás serla bueno dar un ejemplo que ilustre concretamente la autopoiesis de lo vivo. Usted suele hablar de las células como sistemas autopoiéticos. ¿Podría referirse a este ejemplo muy comprensible?

Maturana: En mi terminología describo una célula como un sistema molecular autopoiético de primer orden; por consiguiente, una entidad multicelular es un sistema autopoiético de segundo orden. La peculiaridad del metabolismo celular consiste en que produce componentes que son integrados en su totalidad en la red de transformaciones que los ha generado. De este modo, la producción de elementos es la condición de la posibilidad de un borde, de un límite, de la membrana celular. Y esta membrana a su vez participa en los procesos de transformación que ocurrren al interior de la célula; participa en la dinámica autopoiética de esta. La membrana es la condición de la posibilidad del operar de una red de transformaciones que genera la red como unidad. Sin el borde de la membrana celular, las moléculas difundirían y todo se transformarla en una sopa molecular. No existirla una entidad autónoma.

Pörksen: Eso significa que la célula produce la membrana y la membrana la célula. El productor, el acto de producir y el producto son por lo tanto indistinguibles.

Maturana: Con un poco más de rigor científico, yo diría que las moléculas de la membrana celular toman parte en la realización de los procesos autopoiéticos de la célula y en la producción de otras moléculas dentro de la red autopoiética de la célula; y la autopoiesis genera las moléculas de la membrana. Se producen mutuamente, cada una participa en la constitución de esta unidad.

Fig. 9: La célula — un sistema autopoiético de primer orden — es una fábrica cuyo producto es ella misma.

Fig. 10: Un sistema autopoiético utiliza sus componentes como elementos de autocreación (dibujo de Alejandro M. Maturana)

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